Receta infalible para tener la casa perfecta ¡con doble de mostaza!

  • 30 septiembre, 2020

Receta infalible para tener la casa perfecta ¡con doble de mostaza!

El amarillo mostaza es un color de tendencia que lleva volviendo locos a los gurús de la decoración de interiores desde hace varios años. Sin embargo, también es cierto que al ser un color cálido y con mucho carácter a veces supone un arma de doble filo. La línea entre el buen gusto y la saturación de colores se vuelve muy fina con este tipo de colores, pero si se sabe cómo aplicarlo, arriesgarnos con el amarillo mostaza puede aportarnos ese toque diferente y fresco, perfecto para crear un espacio diferente y dejar a nuestro invitados con la boca abierta.

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Modelo Blook tapizado en Mostaza

El color mostaza es la combinación perfecta entre un cálido marrón y un dorado brillante, lo que le aporta una luminosidad dosificada y lo hace un color descarado, muy intenso y con un matiz vintage; como sacado de algún estudio psicodélico de los 70’s.

Hoy traemos un pequeño manual con algunas pautas que nos enseñarán a combinar este color tan complejo sin pasarnos y con la máxima cautela, para conseguir un hogar cinco estrellas y una decoración perfecta.

Blancos, negros y grises con una pizca de mostaza

La opción más sencilla que aporta neutralidad y limpieza a tus espacios, así como un toque desenfadado es la de añadir pequeños focos de color a las gamas neutras. La decoración nórdica pierde su frialdad si introducimos pequeños toques en amarillo mostaza y nos desvía a un estilo más brillante y colorido, más acorde a las luces valencianas. Cojines, butacas o cuadros mostaza pueden ser una opción para lograr este efecto; se trata de añadir elementos no cruciales de la decoración en este color, obteniendo espacios equilibrados, donde el mostaza destaque con discreción, con aproximadamente un 20% de este color sobre un lienzo en blanco.

Si buscamos un poco más de contraste podemos decantarnos por los grises, que aportan modernidad y un dramatismo moderado. Si en cambio queremos un impacto visual capaz de cautivar a quien entre por la puerta, podemos atrevernos con los negros, pero siempre añadiendo toques blancos o de algún color más claro o ligero para rebajar carga cromática y dramatismo a los espacios.

Mostaza y corinto, un sí rotundo.

Esta combinación es un cóctel Molotov capaz de generar una explosión de elegancia y sobriedad. No se trata de una ciencia exacta; podemos movernos por los tonos cercanos de la gama, desde un ciruela, un berenjena o un marsala. Cada uno de ellos nos aporta matices diferentes, desde un estilo más bohemio hasta algo más exótico. Atrévete y triunfa.

Azules y mostaza, una apuesta segura

Esta combinación da lugar a mezclas muy interesantes. Cuando hablamos de azules se abre un amplio abanico de posibilidades que funciona perfectamente bien con el mostaza; desde los tonos claros como el azul pastel a los tonos más oscuros como el elegante azul índigo, la clave está en escoger el tono que se adapte mejor al efecto que queremos conseguir. 

Los tonos azules más oscuros y grisáceos son perfectos para conseguir un aire contemporáneo y elegante, genial para ambientes de estilo más juvenil y masculino en los que buscamos un toque moderno y serio al mismo tiempo.

Todo queda en Familia: mostaza, ocres y tierras

Esta combinación clásica es una opción muy segura con poco margen de error, puesto que estos tonos están muy cerca en la escala cromática; se trata de aportar más o menos intensidad en los elementos requeridos. Calidez, luminosidad y una personalidad arrolladora, donde el mostaza juega un papel clave aportando brillo a los espacios y evitando caer en una monocromía demasiado otoñal. Una opción a tener en cuenta; simple pero potente.